vendredi 19 janvier 2007

Déclaration de Sebas sur sa détention et la torture (en castillan)

tortura testigantza

sebastien bedouret
atxilotze data: 2007/01/06

La detención se produjo el seis de enero de dos mil siete. Nada más detenerme me introdujeron en un coche, en un 4x4. aunque yo no lo sabía, me llevaron al cuartel de intxaurrondo. El coche se paró, y nos quedamos dentro. Estábamos dos guardias civiles y yo, uno era el conductor, y el segundo iba sentado conmigo en el asiento trasero. Esperamos a que llegasen los demás coches. En aquellos momentos de espera, un agente de la guardia civil me miró desde fuera del coche por la ventanilla con cara amenazante. El que estaba sentado a mi lado le hizo una seña como para que me dejase tranquilo.

Me sacaron del coche y me llevaron a una habitación. Cuando me sacaron del coche me obligaron a cerrar los ojos, y durante el trayecto del coche a aquella habitación uno de los que me llevaba me tapó los ojos con su mano, mientras me obligaron a agachar medio cuerpo y llevar la cabeza mirando al suelo. Me metieron en una celda. me dijeron que tenía que tener los ojos cerrados hasta que me dijeran que los podía abrir. Salieron del calabozo y me dijeron que podía abrirlos. Desde la abertura o ventanita que tiene la puerta del calabozo pude ver que había tres agentes encapuchados mirándome. Una era una mujer que llevaba gafas. La mujer y otro se fueron y durante un rato se quedó el tercer agente allí mirándome. era el mismo que cuando estaba en el coche me había mirado en tono amenazante. En el calabozo, estaba temblando, tenía frío. Ellos vinieron en innumerables ocasiones, y miraban por la ventanita de la puerta.

En una ocasión me preguntaron si sabía quien me había detenido. Yo no sabía dónde estaba así que les dije que la policía, y me respondieron "estás en intxaurrondo. ¿conoces las historias de aquí? habrás tenido la oportunidad de leer muchos testimonios, pero cuando salgas de aquí tendrás la ocasión de escribir tu propio testimonio".
En una de aquellas ocasiones en las que vinieron al calabozo, me dijeron que me pusiese de pie de espaldas a la puerta, con la cabeza agachada y los ojos cerrados. Creo que fueron tres los agentes que entraron en el calabozo. Me obligaron a ponerme contra una de las esquinas del calabooz. Me pusieron dos mantas por encima de la cabeza y comenzaron a hacerme preguntas acerca de mi vida personal. Las preguntas eran incesantes y me las hacían muy rápido, y cuando mis respuestas no eran tan rápidas como ellos querían, me golpeaban en la parte trasera de la cabeza. No sé el tiempo que duró este primer interrogatorio. Quizás quince o veinte minutos. Se fueron, pero volvieron y de nuevo comenzaron las preguntas y los golpes en la cabeza cuando no respondÌa tan rápido como querían. Esto se repitió bastantes veces, se iban, y al cabo de un rato volvían, se iban de nuevo, volvían... preguntas y golpes...

Uno de estos tres agentes hacía el papel de "policía bueno", en ocasiones entraba en el calabozo y se sentaba al lado mío en la cama y me preguntaba por la familia y cosas personales. Me decía que estuviese tranquilo que al día siguiente iba a poder coger el tren que tenía previsto coger. Tenía el billete para el día siguiente a las dos y cuarto del mediodía hacia parís, me decía que aún había tiempo... Pero de nuevo entraban los otros y comenzaba otra vez lo mismo. Me preguntaban si tenía frío, y si les contestaba que sí, me ponían las mantas por la cabeza, y cuando empezaba a sudar me las quitaban. Entre tanto seguían las preguntas y los golpes. Uno de ellos me dijo "buenas tardes, sr. txalaparta" en relación a txalaparta irratia, donde colaboro.

En una de las ocasiones en que me sacaron del calabozo fue para llevarme a la clínica médico forense. Allí me reconocieron dos mujeres, me preguntaron por el trato pero no les dije nada acerca de los malos tratos.Me dieron agua, pero sólo bebí un poco porque no me fiaba...

De nuevo me llevaron a intxaurrondo. Me obligaron a aprender una declaración, que me hicieron repetirla al menos en siete ocasiones con todos los detalles que ellos me habían dado, y así lo hice. Para hacer esta declaración vinieron un abogado de oficio y un traductor. Me dijeron que no podía hablar con ellos. En este declaración no pude ver al abogado de oficio porque estaba detrás de mí. No denuncié los malos tratos por miedo a represalias.

Después de hacer la declaración, de nuevo me llevaron al calabozo. Vinieron los agentes que me habían obligado a aprenderla y me preguntaron si la habÌa hecho como ellos me habÌan dicho.Les dije que sí. Entonces me sacaron de allí y me metieron en un coche con cuatro guardias civiles. Yo iba en la parte trasera en medio de dos de ellos. Aunque me habÌan puesto un antifaz, pude ver por debajo que era ya de noche. Cuando me sacaron del coche era ya de día.

Aunque no o sabía me llevaban a madrid. Durante todo el viaje me hicieron ir con el antifaz puesto, la cabeza entre las piernas, y ellos dos se apoyaban sobre mi espalda. Yo iba sudando muchísimo. Durante todo el trayecto me fueron haciendo preguntas sin parar. No dejaron de hablar ni un sólo momento. Unicamente se callaron cuando paramos a que cogiesen gasolina. Me daba la sensación de que uno de ellos me hacía las preguntas y el otro cogía notas de lo que les respondía, y después se las pasaba al que me interrogaba señalándole que me tenia que preguntar. Uno me dijo "hay cosas que no están claras en la declaración que has hecho, y tengo el presentimiento de que la manera buena no ha valido, así que tendremos que utilizar la forma mala. ¿Sabes a qué nos referimos?". Se pusieron a hablar entre ellos en voz baja, y de repente el coche salió de la carretera, parecía como si fuésemos por un camino en el bosque, yo notaba los baches de la carretera. Me pareció que este trayecto era muy largo. Me sacaron del coche. Me daba la sensación de que nos encontrábamos en un sitio abandonado, hacía mucho frío, había un olor terrible. Me dejaron en una habitación que no me pareció una celda, aunque hacía sus funciones. Ellos hablaban de que estábamos en la zona especial. Me sentía totalmente apartado del mundo, solo. Ellos salían y entraban de aquella habitación. Cada vez que iban a entrar, me obligaban a ponerme de pie, de espaldas a la puerta, con la cabeza agachada y los ojos cerrados. me llevaron a otra habitación. Durante el trayecto me obligaron a ir con la cabeza entre las piernas, con el cuerpo completamente agachado. Esta habitación a la que me llevaron era toda de baldosa blanca, parecía un laboratorio. estaba cansado, no había dormido nada.

Me pusieron contra una esquina de la habitación, me pusieron mantas sobre la cabeza y comenzaron a preguntarme si entendía lo que estaba pasando. Comenzaron de nuevo las preguntas y los golpes en la cabeza. Me obligaron a realizar flexiones, arriba y abajo, mientras tanto, seguían con las preguntas, era todo a la vez, preguntas, golpes... Tuve que realizar muchísimas flexiones, y llegó un momento en que perdí la conciencia. Me caía al suelo pero me levantaban y me obligaban de nuevo a seguir haciendo flexiones, pero yo ya no podía... Cada vez que me caía me levantaban... Uno de ellos puso su mano en mis genitales y me preguntó cómo se decía homosexual en francés. Le respondí, y se oían muchas risas por detrás. Me daba la sensación de que había muchos guardias civiles, además había uno que tenía un risa especial, era como carcajadas largas... después me llamaban "homosexual" una y otra vez en francés.

Uno me puso la mano en la cabeza y me dijo si le reconocía la voz. Yo, aunque sí le reconocí era uno de los que me estuvo interrogando y golpeando en intxaurrondo), en aquel momento le dije que no. Me dio un golpe en la parte trasera de la cabeza y me dijo "¿ahora sí me reconoces?". Mientras tanto eran constantes la obligación de hacer flexiones y los golpes. Y comenzaron también las amenazas. comenzaron hablando de mi mujer. Me preguntaban si sabía que día y que hora era, y me di cuenta que estaba completamente desorientado.

Me llevaron al calabozo. Al cabo de un rato me sacaron de allí y me dijeron que me iban a llevar a que me viese un médico forense. En este momento me dí cuenta de que no estaba en un lugar abandonado, tal y como pensaba hasta aquel momento. Si venía una médico forense a reconocerme era que estaba en un sitio oficial. Antes de llevarme ante ella, me llevaron a un baño para que me limpiase un poco la cara y las manos. Después me llevaron escaleras arriba, y a una habitación que estaba al fondo de un pasillo, que era la habitación en la que me vio la médico. Por aquel pasillo pude ver al instructor que me habÌa tomado declaración en Donostia. La médico forense me pareció una mujer muy fría y distante, no así las que me vieron en donostia. Me preguntó acerca del trato, y le dije que me habían golpeado en la cabeza, así como que me habían obligado a hacer flexiones. Ella me dijo "¿nada que se pueda ver?" le respondí que no, porque no tenía marcas. Le pregunté el día y la hora que era, y me dio la sensación de que me engañó. La visita duró como mucho dos minutos. Les dijo a los guardias civiles que me diesen agua, algo de comer y ventolín en el caso de que me hiciese falta, puesto que tengo asma. Cuando me llevaron a la celda me preguntaron los agentes de la guardia civil si había denunciado algo. Les respondí que no. Me dejaron en el calabozo y al cabo de un rato me trajeron un botellín de agua y un sandwich. Unicamente bebí un poco de agua.

Mientras estuve en el calabozo, iban y venían los guardias civiles una y otra vez. Y cada vez que venían al calabozo, me tenía que poner de pie contra la pared con la cabeza agachada y los ojos cerrados. Había ocasiones en que entraba alguno, me ponía la mano en el hombro y se volvía a ir.

Me llevaron a otro interrogatorio. Comenzaron a hablarme acerca de mi mujer, y comenzaron las amenazas salvajes. Me decían que cuando se había enterado de que me habían detenido había ido a Madrid, para saber qué pasaba, y que le habían detenido. Me decían que le iban a hacer lo mismo que a mi o más aún, y que qué bien para ellos porque estaba embarazada... Mi mujer está embarazada de ocho meses, y yo me creí todas aquellas amenazas, porque conociendo como conozco a mi mujer, sabía que habría venido... Además, me daban muchos detalles, y me lo creí, no dudé que fuese mentira. Me amenazaban también con que iban a detener a todas las personas que conozco en guipuzcoa, me preguntaban que a cuantas sedes había ido.... Yo les decía que sólo había estado en la de Etxerat y que era un organismo legal, una asociación de familiares... Me repetían que tenían cinco días para obligarme a decir lo que quisieran. Y yo no controlaba el tiempo, estaba completamente desorientado. Uno me dijo que la siguiente vez que me viese en Lizartza me iba a matar. Sólo había estado allí en una ocasión. Llegaron incluso a amenazarme con lo de Barajas. Me decían que tenían que meter a alguien el marrón...

De nuevo me llevaron al calabozo. Me trajeron un café y un bollo, no comí más que un mordisco porque no me daba nada de confianza la comida, y además no podía probar bocado a causa de aquella situación, estaba muy nervioso.

Me obligaron a hacer una segunda declaración. En lo fundamental era lo mismo que anteriormente había declarado, pero me decían que tenía que detallar determinados aspectos. De nuevo me obligaron a aprenderla y la ensayamos hasta que me la pude aprender. Me pareció una declaración muy breve, pero después, y una vez que acabó todo, hablando con la abogada me dijo que había durado tres horas, lo que me demuestra que estaba completamente desorientado temporalmente.

Después de esta segunda declaración de nuevo me llevaron al calabozo, y aunque no me volvieron a sacar para interrogarme, ellos venían con frecuencia.

En los interrogatorios fueron constantes los golpes, las amenazas, la obligación de hacer flexiones, me preguntaban si sabía lo que era "la bolsa" mientras me ponían una en el oído y la movían de forma que yo oyese el ruido que hacía, me gritaban constantemente en los oídos, había muchísimos gritos, me decían también que como no habían pasado los cinco días que me podían tener allí, después de declarar ante el juez iba a volver donde ellos, me preguntaban si conocía a Unai Romano... Entonces, nada más me llevaron al juez fue lo primero que le pregunté, a ver si me podían llevar de nuevo los guardias civiles, a lo que me respondió que no. Me dio la sensación que los interrogatorios en Intxaurrondo eran más largos que en Madrid, pero los de Madrid eran más violentos aunque más cortos. Había un agente que tenía acento sudamericano.

Durante todo el tiempo que estuve en dependencias de la Guardia Civil no pude dormir nada.

El día ocho de enero me pusieron a disposición judicial. Denuncié ante el juez los malos tratos y las amenazas. El fiscal me preguntó, en relación a las amenazas acerca de mi mujer a ver si habÌa venido conmigo, y le dije que no, que se había quedado en París. Entonces me preguntó a ver como me podía creer que le hubieran detenido, y le respondí que en aquellas condiciones me podía creer cualquier cosa. Después de que hube declarado, el juez le preguntó al fiscal por la petición que hacía, éste le dijo que esperase un poco, que tenía que salir un momento del despacho, y cuando volvi le dijo que solicitaba prisión. Entonces el juez ordenó mi ingreso en prisión. La primera noche que pasé en Soto del Real no pude dormir nada. Me despertaba asustado, con la sensación de permanecer aún en dependencias de la Guardia Civil. Hay que tener en cuenta que allí no dormí nada.

1 commentaire:

Chris2BC a dit…

Salut à vous !!!
Suite à l'incarcération de Sébastien, suite aussi aux petits mots sur mon blog, par e-mail, par téléphone, j'ai écrit en conséquence sur http://chris2breizhcorsica.over-blog.com. Alors, rendez-vous Dimanche, à Paris, sur la place Châtelet, à 14 heures afin de dénoncer cette injustice.
A plus pour d'autres nouvelles.
Par contre, y'aura-t-il une traductin en français, car malheureusement pour moi, je ne comprends pas le castillan !!!
Merci à vous et bon courage pour la suite.
Christine.